Tips sobre la Sal y su consumo

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El ritmo de vida agitado de las grandes ciudades también se refleja en los hábitos alimenticios de sus habitantes. El hecho de “vivir a mil” y la facilidad de obtener comida con tan solo un “click” hacen que inevitablemente no conozcamos la composición de las comidas que ingerimos a diario. Y de esta manera, nosotros mismos, nos generamos efectos negativos para nuestro cuerpo: disminuimos la cantidad de fruta, verduras y fibras que comemos (claves para una dieta saludable) y aumentamos los alimentos que contienen grasas saturadas, azúcar y sal.

La sal es la principal fuente de sodio en nuestro organismo: aproximadamente un 10% del sodio que consumimos está presente en los propios alimentos, un 75% se agrega durante el proceso de elaboración de productos precocinados, y un 15% más al cocinarlos en casa. Evitar su exceso en las comidas, colabora con la prevención de patologías como hipertensión arterial, accidentes cerebro vasculares (ACV) y otras cardiopatías.

¿Por qué necesitamos consumir sodio?

Aunque el sodio es un nutriente esencial para mantener el equilibrio del PH sanguíneo y el normal funcionamiento de las células, el exceso del mismo puede tener graves consecuencias en nuestra salud. Nuestro cuerpo necesita del sodio para:

• Poder regular los fluidos y la cantidad de agua que hay en él.

• Colaborar con la hidratación de las células.

• Transmitir impulsos nerviosos.

• Contribuir con la relajación muscular.

La cantidad de sodio que el cuerpo requiere varía según la edad, el sexo y el estado físico de cada persona, pero solemos recomendar que diariamente se consuma: 5 gm para adultos, 3 gm para niños menores de 7 años, y 4 para chicos entre 7 y 10 años

Consejos para reducir el consumo de Sal

Cuanto menos consumamos sal, no solo vamos a cuidar cada vez más nuestro cuerpo sino que también podremos disfrutar de las comidas sin necesidad de modificar su sabor natural. Algunos consejitos útiles:

  1. Comé una mayor cantidad de alimentos frescos, ya que contienen menos sodio.
  2. Si te animas, prepará las recetas sin salar durante la cocción y dejá que cada persona agregue la cantidad que desee en los platos individuales.
  3. Utilizá especias y hierbas aromáticas para reducir la adición de sal a los platos.
  4. Cociná al vapor para que los alimentos puedan conservar mejor su contenido natural de sodio
  5. Optá por una sal bajo contenido en sodio, que aporta la mitad que la común.
  6. Lavá las conservas vegetales, las legumbres y los alimentos enlatados antes de utilizarlos.
  7. Leer la información nutricional de las etiquetas para comprobar cuáles llevan sal añadida o conservantes con sodio.